lunes, 29 de abril de 2013

Mac Arthur.



Al salir de mi casa hacía frío, el ambiente era gris, el viento helado. No era, desde luego, una tarde de toros para soñar. Iba a los toros el domingo sin ninguna ilusión, lamentable estado. Mis esperanzas de ver torear en las Ventas eran tan escasas como las que tengo en que se clasifique el Madrid.

De camino, a través de mi móvil, observaba el ganado, tres negros y tres colorados, dos castaños y un melocotón si ustedes se ponen leguleyos. Bureles bien puestos, bonita lámina y excelente trapío, alguno era indiferenciable de un toro, incluso llegaría a elefantoro en el superlativamente ponderado México. He aquí el ganado: ¡Aleluya!.

Los novilleros eran selectos, estrictamente, fueron seleccionados en novilladas anteriores, Cerro a ley, Campo a suertes, Campos..no es hora de suspicacias que acabo de comer. He aquí los novilleros, (hermanos, no es necesario que os levantéis del asiento).

Hablando de suspicacias, hablemos del ínclito Rivera Ordóñez Copríncipe del lado rosa del papel couché. Ordóñez sospecha que la televisión mancha la pureza del toreo, distorsiona la verdad pues permite a los ausentes la crítica, crítica negativa: los ausentes interesados son los no partidarios.

Invoca Ordóñez la pureza y olvida invocar al toro íntegro y al toreo a ley. ¡Diosa, Demeter munífica y magnánima!, no cometeré el pecado de invocarte con un bio-frutas en la mano!. Ordóñez clama por la bajada de trapío de los novillos. Pureza y no pureza a un tiempo, tiene pinta de dogma o de Blody-Mary.

Mapu se hundió ¿Dónde quedó Fatu-Hiva? Oú? Where? Otkudá? ¿Qué fue del aserto epatante y formidable “A nosotros nos da lo mismo el tamaño, lo importante es que embistan”?. Parece, señoras, que a la larga el tamaño si importa. Un tamaño maxi-super puede llegar a a espantarlas y parece que espanta también al Copríncipe.

Me pregunta un apreciado amigo en Twitter que es lo que necesitaría yo para tener ilusión en la novillada: Toros y toreros, respondí. Parece que se necesito algo mas. Era una tarde esperanzadora en la que no tenía ninguna esperanza. Iba a la plaza y me venía a la memoria la canción “Ya ejala domoi” esencialmente melancólica http://www.youtube.com/watch?v=NixG35MY_0Q. ¿Papá, por qué somos del Atleti? Pregunta para la cual los madridistas tienen contestación, los atléticos no.

¿Hermano, por qué vamos a la Ventas?.

Compañero de localidad y amigo de twitter C... tenía un cabreo de calibre grueso, renegó de su plaza y dijo que no volvía mas. Ya conté que la novillada anterior fue un desastre, por darle color digamos que fue el desastre anual, o sea el de Annual, como se decía en mi barrio. Lo llevaba consigo cuando nos despedimos, “voy a hablar con los del Canal Plus, vente” - dijo- “No, ve tú si quieres, nos vemos la semana que viene” - dije-.

C... no cumplió su promesa, me alegró eso, volvió. Tras saludarle como debo, le interrogué sobre su conversación con los cynaráferos, portadores de alcachofa, del mentado Canal. Sencillamente le despreciaron: “Si no te gusta no vengas”. Ese es el modo de Canal Plus de mantener la afición.

C... seguía sublevado contra la felicitación de Ordóñez al ganadero de la indignante novillada anterior. Eso contesta mi pregunta: ¿por qué vamos a las Ventas? ¡Porque somos gilipollas, joder!
C... no se merece ese trato despreciativo, es uno de los pocos estudiosos del toro bravo en todas sus facetas y uno de los pocos que merecería considerarse aficionado de verdad. Ojalá, cynaraferos, se les indigeste la paella o les sepan a sardinas los churrascos de las tientas. (Cúmpleme este voto, amable diosa; si alguna vez te fui fiel y canté tus alabanzas).

El corredor del Alto presentaba un aspecto desolador, le recorría un viento gélido de inicio de película de vampiros, dos policías velaban por mantener la paz en semejante desierto y lo conseguían sin esfuerzo. Ni siquiera un mirón se arrimó a la ventana del patio de caballos en la que asentamos, desde temprano, nuestros reales.

Llegada la hora entramos. Del mismo modo que a la sequía le precede el adjetivo pertinaz, a una novillada en las Ventas le sucede “un cuarto de plaza” Da lo mismo quien haya en los alrededores, quien haya en los corredores, una novillada en las Ventas siempre congrega un cuarto de su aforo, dejo la resolución del enigma a Iker Jiménez.

Cerro se va a la puerta, allá se arrodilla y rasca las rodilleras del traje retrocediendo un poquito, no es maldad, parecía un rito, una superstición, una manía. Ahí se viene el toro, andando, se para en la cara del torero y el torero le aguanta, impasible, hierático...el toro se le viene y Cerro hace la vulgaridad de esquivarle por el suelo, echando el capote al lado contrario, una hazaña.

Que no me parece torear ni el irse a la puerta ni hacerlo de rodillas lo he dicho siempre y en ello me mantengo, pero me descubro ante la innegable valentía de un hombre que quiere ser torero, que eso, en esencia, es un novillero. Valiente toda la tarde, pisando terrenos imposibles, dando el frente, sus lances, habitualmente sucios, brillaban por el arrojo. ¡Bien novillero!.

Tomás Campos tiene clase, puede que a pesar de su mentor, finura, elegancia y gracia para torear, pero no quiso ponerse, sino aliviado, y ese alivio me alivió de la posibilidad de jalearle. Si su mentor pide novillos para los novilleros yo pediría novilleros para los novillos, algo mas de riesgo no hubiese estado de mas entre tanto magisterio.

Brandon Campo, eso...Brandon Campo.

Todos fueron jaleados a modo por sus partidarios, a todos se les pidió la oreja con fuerza por parte de las nutridas filas de sus familiares y amigos, incluso, muy taurinamente, algunos familiares silbaban y protestaban la petición de oreja al que no era el suyo. ¡Qué afición! (la France; Oh, Vive la France! ¡Ca ce n'est pas possible dans le Midi, monsieur! ¡Nous sommes L'Aficion!)

La afición, esa taurina y maravillosa afición, señalaba con rabia el pedigree del Señor Presidente, por no haber concedido justamente la oreja, mientras la cuadrilla de Cerro, cogido de mala manera por faltarle al respeto al toro, vuelva señor Cerro, recupérese muy pronto y muy bien, daba compungida y precipitadamente una triste media vuelta al ruedo.

Luego el público se fue yendo, primero los decorativos orientales con sus plásticos de colores, luego se iban los partidarios de Cerro que ya había terminado, luego, como en “Aterriza como puedas” los espectadores con maleta. Luego, tras la devolución del quinto y la muerte del segundo quinto los aficionados taurómacos de Campos. Brandon se quedó a solas con sus partidarios y los pocos indígenas que aun infestamos los tendidos, Brandon no pudo y el público de Brandon no supo aprovecharlo.

Justo fue el premio, Cerro se llevó una furgoneta y una herida. ¡Bravo por Cerro!. Por cierto no se si al final Brando Campo iba cogido o no, espero que no. Mis mejores deseos para los tres. Fue, ciertamente, una novillada como lo debe ser. No lo digo por las cogidas.

Volveré.

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