miércoles, 14 de noviembre de 2012

Magos, Brujos y palmeros.


  Leía a Borges una tarde de invierno, me gusta Borges, no lo puedo remediar, tarde desapacible, el viento hacía coro con el frío y ambos combinaban con el cobalto del cielo. Aquella era una historia para templar el alma, de sueños y de fuegos. Un brujo soñaba un hombre y le traía a la vida y vivía fuera del sueño, el brujo encontró la diferencia entre lo onírico y lo real: el hombre no se que quemaba en el fuego del templo y el brujo terminó descubriendo algo mas: él mismo tampoco se quemaba. Brujos, temidos brujos.


  Quizá fuese el fuego frío, ese fuego que dicen antecedía la tumba del demiurgo Christian de Rosekreutz... ¡Ah, magos, brujos! ¿Quién les entiende?. Magos que adoran el fuego y hacen de el, el vehículo de la divinidad, Mazdayasnas adoradores de Ahura Mazda, Ratus que conocen los misterios de las enseñanzas del sabio y puro Zaratustra, los misterios del fuego puro, de la composición del sagrado haoma y tienen buenos pensamientos, buenas palabras, buenas obras. Para ellos el infierno es el frío y la desolación, tienen toda mi simpatía los lectores del Avesta en cuyo Génesis se habla de la vaca primigenia que a todos nutre: Kine. Uno de aquellos magos enseñó a H.J. Anquetil-Duperron los secretos de la lengua avestín, en la que predicó Zaratustra como Cristo predicó en arameo.


  Magos que nunca se fueron y otros que volvieron. “El retorno de los brujos”, realismo fantástico fruto del conocimiento y la imaginación de Pawels y Bergier. Siguiendo la tercera ley de A.C. Clarke: Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Fulcanelli, alquimista, entrevistado por Bergier ¿Sería un mago o un técnico? ¿Quién pudiese saberlo?. Bergier, uno de mis ídolos, hombre con conocimientos variados que no dipersos, ingeniero, quimico nuclear, miembro de la resistencia francesa es, para mí, uno de los grandes de mi tiempo, es ninguneado por la historia, la historia que no sea de la frivolidad, hablo mas de la cuenta de lo que nadie debe hablar mas de la cuenta. Los palmeros de la ciencia no se lo perdonaron jamás, los palmeros son así de zafios con lo que no entienden. Bergier hasta fue personaje de comic: “Vuelo 747 para Sidney” una aventura de Tin-Tin. El gran Jacques Bergier fue suspendido a divinis.


  No perdió su aura y su grandeza otro importante brujo, un brujo del área cuya bien ganada fama, labrada a desmarques goles y cabezazos, le precede allá donde fuere a ejercer elegante y callado su eficaz labor en el banquillo. Un brujo casi siempre callado, Enrique Castro “Quini” brujo de la orden silenciosa.


  No todos los brujos callan, muchos brujos hablan, hay una especie de brujo adulador, el brujo de taberna, ¡Qué enorme papel hizo Rafael Alvarez “El Brujo” en “La taberna fantástica de Alfonso Sastre!, un brujo que se arrima a adular, no mas de lo justo y necesario, a asentir y a jalear como un palmero a un ídolo de barro, a quien le invite a una cerveza. Capaz de venderse y vender desde un consejo l'Elisir d'amore. ¡Que placer mas inmenso ser alabado por un brujo! Las cortinas del telón de los cielos se abren y refulgen de fuego las trompetas de la fama. ¡No, no será la Fanfarria para un hombre común” de Aaron Copland! Sino el “Gloria al Egipto” de la Aída de Verdi.

http://www.youtube.com/watch?v=6RXr6mJVreU

Ay del brujo que ose levantar su dedo y señalar despreciando al mortal entronizado, al dios forjado en la modernidad y por ella.

D. Andrés Vázquez: ¡Brujo de Villalpando!

http://www.youtube.com/watch?v=1PNYTEZbGfs

D. Andrés Vázquez, Brujo de Villalpando, condéneles al desprecio y a seguir aplaudiendo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Subir a la Pedriza.



Referían en twitter la opinión de un torero respecto al tamaño y hechuras de los toros: “A nosotros nos da igual, lo importante es que embistan.” Afirmación que me permito poner en duda, las mas de las veces arriman el ascua a la sardina, nunca mejor dicho, del toro enano y cornidisminuido, sardina que estimo debe ser la suya por haberles correspondido en el sorteo, supongo.
En la pasada feria de Aficionados Minoritarios de las Ventas, y a fe que en esas ferias son pocos los que allí se dan cita, en mi lugar reservado a advenedizos y aficionadillos de los altos del cuatro, o sea el que marcaba mi billete, contemplaba yo las evoluciones del novillero frente a aquel inválido, lo pasaba y lo pasaba, al contrario que Hacienda, cada vez mas lejos, ¡pobre inválido!. A mi izquierda, padre e hijo, ya mayor, discutían las posibilidades del alicatado completo de una cocina de su propiedad, a mi derecha otro pedía ayuda por su móvil a la compañía, la discusión telefónica era entretenida, por encima de mí alguien trataba de explicar macarrónicamente a dos canadienses todavía de buen ver, la lidia o lo que quisiese que eso fuese. Yo pensaba en volver a Antofagasta con mi mujer. En definitiva: ¡La gente se aburría!.

Mi padre, descanse en paz, coincidía con Merimée: un aficionado no se aburre nunca en los toros.
Hasta mi padre me elimina de la afición. Quizá si el hombre hubiese visto lo que se veía también se hubiese aburrido junto con Merimée.

El premio Nobel Mo Yan leyó, (http://pekin.cervantes.es/es/cultura_espanol/moyan.htm ) no hace mucho, una disertación sobre el toreo a petición del Instituto Cervantes en Pekín. El señor Mo substantivaba la corrida en terminos de salvajada con rendimiento comercial, en un tono diplomático sublime que resulta muy de agradecer. El alma se le viene a uno a los pies ¿Cómo defenderse de esa afirmación, a la vista de la mierda de toros de Tlaxcala? ¿Cómo hablar de la fiera?¿Cómo hablar del valor? ¿Cómo hablar de la emoción a la vista de semejantes gatos? Se marchitan a la vez los argumentos del señor Llosa y del señor Savater. Gracias a Dios los antitaurinos no parecen, en su obcecación saber sacar provecho de ello.

Pero, ¡Cuidado! ¡No mentéis a la bicha ante torero o familiar! A la insinuación de subida de trapío (libras, poder y fiereza) del ganado, recibiréis dos tipos de respuestas, una batería de insultos y un sombrío lamento.

Primera respuesta: “No hay que confundir peso con trapío: Los toros pequeños son mas móviles y bravos que los grandes y tan peligrosos como ellos” Aserto estadísticamente falso. Aparte de que hablamos de generar emoción en el espectador y eso lo da el toro de libras y de poder. Así de sencillo.

Segunda respuesta: “Los toros deben tener el tamaño adecuado al encaste”. Me da igual el encaste, es decir los orígenes de la res, ¡Quiero toros de verdad, no miniaturas! ¡La emoción no está en saber si es Vázquez o Parladé sino en si es un tío con dos velas de tomo y lomo!

Insultos: Dice el torero: “ A nosotros nos da igual el tamaño”: ¡Los cojones! En cuanto se habla de subir el trapío insultan : Cobarde, cabrón y a mas de algunos otros brillantes ultramarinos en combinación con ellos o sus similares. Argumentos imposibles de rebatir con el bolígrafo. Nótese que el mundo taurino es muy especial, es el único, que yo sepa, en el que el actor insulta al pagano.
Actores caracterizados por exigir máximo respeto y ofrecer el mínimo.

Lamentos: “¿No ha habido ya suficiente sangre, con los toros actuales?” Chantaje emocional, ¡Por
fin, algo de emoción!, que toca la fibra sensible de cualquier ser humano normal. Responderé que no, no ha habido suficiente sangre, ha habido demasiada, una exageración para los toros que se están lidiando, aunque es una exageración una sola gota de sangre que hubiese sido derramada, ante estos o ante cualquiera toros. No gozo, este es su insulto favorito, con el daño de nadie, todo lo contrario, me desagrada enormemente.
Subir a ciertos riscos de la Pedriza de Manzanares es bastante complicado técnicamente hablando y hasta ciertamente emocionante para el montañero, pero la gloria, fruto de la emoción y el riesgo se la llevará en los picos de los himalayas.

Toreen toros. Salven la fiesta y dejen de insultar.