Leía a Borges una tarde de invierno,
me gusta Borges, no lo puedo remediar, tarde desapacible, el viento
hacía coro con el frío y ambos combinaban con el cobalto del
cielo. Aquella era una historia para templar el alma, de sueños y de
fuegos. Un brujo soñaba un hombre y le traía a la vida y vivía
fuera del sueño, el brujo encontró la diferencia entre lo onírico
y lo real: el hombre no se que quemaba en el fuego del templo y el
brujo terminó descubriendo algo mas: él mismo tampoco se quemaba.
Brujos, temidos brujos.
Quizá fuese el fuego frío, ese fuego
que dicen antecedía la tumba del demiurgo Christian de Rosekreutz...
¡Ah, magos, brujos! ¿Quién les entiende?. Magos que adoran el
fuego y hacen de el, el vehículo de la divinidad, Mazdayasnas
adoradores de Ahura Mazda, Ratus que conocen los misterios de las
enseñanzas del sabio y puro Zaratustra, los misterios del fuego
puro, de la composición del sagrado haoma y tienen buenos
pensamientos, buenas palabras, buenas obras. Para ellos el infierno
es el frío y la desolación, tienen toda mi simpatía los lectores
del Avesta en cuyo Génesis se habla de la vaca primigenia que a
todos nutre: Kine. Uno de aquellos magos enseñó a H.J.
Anquetil-Duperron los secretos de la lengua avestín, en la que
predicó Zaratustra como Cristo predicó en arameo.
Magos que nunca se fueron y otros que
volvieron. “El retorno de los brujos”, realismo fantástico
fruto del conocimiento y la imaginación de Pawels y Bergier.
Siguiendo la tercera ley de A.C. Clarke: Toda tecnología
suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Fulcanelli,
alquimista, entrevistado por Bergier ¿Sería un mago o un técnico?
¿Quién pudiese saberlo?. Bergier, uno de mis ídolos, hombre con
conocimientos variados que no dipersos, ingeniero, quimico nuclear,
miembro de la resistencia francesa es, para mí, uno de los grandes
de mi tiempo, es ninguneado por la historia, la historia que no sea
de la frivolidad, hablo mas de la cuenta de lo que nadie debe hablar
mas de la cuenta. Los palmeros de la ciencia no se lo perdonaron
jamás, los palmeros son así de zafios con lo que no entienden.
Bergier hasta fue personaje de comic: “Vuelo 747 para Sidney” una
aventura de Tin-Tin. El gran Jacques Bergier fue suspendido a
divinis.
No perdió su aura y su grandeza otro
importante brujo, un brujo del área cuya bien ganada fama, labrada
a desmarques goles y cabezazos, le precede allá donde fuere a
ejercer elegante y callado su eficaz labor en el banquillo. Un brujo
casi siempre callado, Enrique Castro “Quini” brujo de la orden
silenciosa.
No todos los brujos callan, muchos
brujos hablan, hay una especie de brujo adulador, el brujo de
taberna, ¡Qué enorme papel hizo Rafael Alvarez “El Brujo” en
“La taberna fantástica de Alfonso Sastre!, un brujo que se arrima
a adular, no mas de lo justo y necesario, a asentir y a jalear como
un palmero a un ídolo de barro, a quien le invite a una cerveza.
Capaz de venderse y vender desde un consejo l'Elisir d'amore. ¡Que
placer mas inmenso ser alabado por un brujo! Las cortinas del telón
de los cielos se abren y refulgen de fuego las trompetas de la fama.
¡No, no será la Fanfarria para un hombre común” de Aaron
Copland! Sino el “Gloria al Egipto” de la Aída de Verdi.
http://www.youtube.com/watch?v=6RXr6mJVreU
http://www.youtube.com/watch?v=6RXr6mJVreU
Ay del brujo que ose levantar su dedo y
señalar despreciando al mortal entronizado, al dios forjado en la
modernidad y por ella.
D. Andrés Vázquez: ¡Brujo de Villalpando!
http://www.youtube.com/watch?v=1PNYTEZbGfs
D. Andrés Vázquez: ¡Brujo de Villalpando!
http://www.youtube.com/watch?v=1PNYTEZbGfs
D. Andrés Vázquez, Brujo de
Villalpando, condéneles al desprecio y a seguir aplaudiendo.