lunes, 17 de junio de 2013

Reaparición de Fernando Cruz.

Ovación cerrada a Fernando Cruz en su reaparición.

Tristeza y desolación. 

Oreja: Cabreo.

Mas tristeza y mas desolación.

Taurinos están ustedes al fin del fin.

miércoles, 12 de junio de 2013


Manual del Aficionado Avanzado en 22 puntos y dos notas


    1.- Diga con suficiencia “Morante es el mejor” si observa el menor atisbo de contradicción enójese.
    2.- Haga ver que usted estuvo en Nimes viendo a José Tomás, deshágase en epítetos laudatorios. (No necesita saber donde está Nimes, no se meta en jardines)
    3.- En las tertulias deje caer, con suavidad, que en Madrid no se puede torear con arte, esgrima estas tres razones:
a) toro demasiado grande

b) público poco o nada entendido y faltón

c) demasiado viento
    4.- Si estima que las razones dadas del punto 3 son insuficientes o han causado sensación exponga las dos siguientes:
a) El peralte hace que se caigan los toros

                                    b) El ruedo es demasiado grande.

    5.- Una vez en la plaza actúe del siguiente modo:

                                     a) Si esta usted en la sombra: mire a alrededor con suficiencia, gustándose, salude a alguien del tendido de al lado, si conoce a alguien en el callejón llámele la atención por el diminutivo, si no diga con fuerza ¡Pepe! Alguien se llamará Pepe en el callejón con absoluta seguridad.

                                      b) Si usted esta en el sol, permanezca levantado hasta que le llamen la atención como si escudriñara la presencia de cualquiera en la sombra, salude de vez en cuando en esa dirección, no cruce palabra alguna con el público de su localidad.

    6.- Jamás diga nada de los toreros, picadores o banderilleros que no pueda considerarse encomiástico, utilice cumbre y pedazo como si fuesen adjetivos.

    7.- Para no parecer reiterativo y aparentar una cierta cultura no taurina use también, sublime, superior, excelso, magnífico y soberbio.

    8.- Jalee a los toreros de vez en cuando, hágalo por el nombre de pila, diga: ¡Vamos D. José Antonio! Si se trata de Morante. A los demás los puede tratar en diminutivo, v.g: Manzanita. Naturalmente a Fandiño dígale Iván y a El Juli llámele Julián.

    9.- A la salida toro actúe del modo siguiente:

                           a) Si es pequeño y cómodo diga: muy bien presentado

                           b) Si es grande o bien encornado diga:

                                       1) exagerado si no está gordo,
                                       2) gordo infame si lo está.

    10.- Si ve que el toro se cae a pedazos mantenga la calma:

                             a) Si es pequeño afirme: hay que esperar, hay tiempo.

                             b) Si es grande diga:

    1) No puede con los kilos, es un mulo.
    2) O bien, mas en el lenguaje taurino: está atacado de kilos, no es extraño que se caiga.

    En cualquier caso haga ver que no es culpa del ganadero

    11.- Pida la devolución del toro solo estos dos supuestos:

                               a) Lo han inutilizado durante la lidia. Diga: mala suerte, no es culpa de nadie. 
                               b) Es manso. Cállese y mueva la cabeza con pena

    Si alguien cerca de usted dice que no es lo reglamentario a la primera vez envíele a leer el Cossío, a la segunda a freír espárragos, si el sujeto le manda a usted a tomar por culo invoque el respeto que se debe a los toreros.

    Si le ve venir con cara de querer inflarle a hostias llame a la policia, cuando la policía le haya sujetado diga: ¡No se a que vienen a los toros, no tienen ni idea!

    El Cossío es un libro, no hace falta leerle, basta con saber que lo es.

    12.- En el tercio de varas no siempre se aplaude, aplauda cuando vea que lo hace alguien. Si no lo hacen no aplauda. Si ponen al toro de largo tenga paciencia hasta que vaya, cuando lo haga aplauda emocionadísimo, lo demás no importa.

    13.- En banderillas aplauda siempre

                                            a) Si ve que algún banderillero las tira al suelo diga: se ha quedado sin toro
                                             b) Si ve que las ponen a una mano explique: no había mas remedio, hay que hacerlo ligerito

    Recuerde que el tercio de banderillas es el único tercio que hay que hacer deprisa.

    14.-
                                              a) A Fandi y a Ferrera se les aplaude siempre en banderillas sentado en la localidad
                                              b) Adalid se le aplaude en pie.

    15.- Si al terminar el tercio de banderillas una cuadrilla da la vuelta al ruedo es que está toreando Castaño: aplauda con pasión. En este caso puede evitarse aplaudir cuando arrastren al toro.

    16.- Nadie torea fuera de cacho, ni con el pico. Si alguien a su alrededor lo insinúa diga: ¡Bajatú!. Haga el siguiente comentario: ¡Le van a enseñar a *** estos indocumentados a torear!

    (***: nombre de pila en diminutivo del matador, excepto en los casos reseñados)

    17.- Los toreros siempre entrar a matar bien, si la espada no cae en su sitio es culpa del toro que se ha movido, si cae atravesada es mala suerte, nunca aviesa intención. Aplauda el primer intento pase lo que pase.

    18.- Si el oficio de descabellar no resulta lo eficaz que debe no es que el torero no meta la pierna o no sepa descubrir la muerte, es que el toro tiene un hueso supernumerario en la cerviz.

    19.- En cualquier caso proteste el aviso. Aunque ya lleve un cuarto de hora de faena, el aviso es una falta de respeto contra el matador.

    20.- Muerto el toro saque el pañuelo, no lo guarde hasta que no lo hayan arrastrado, piense que el objetivo de usted es conseguir las dos orejas y el rabo para el torero y el indulto para el toro.

    21.- Si las protestas al torero son mayoritarias guarde el pañuelo, échele la culpa al toro o al viento.

    22.- En las tertulias diga: ¡Qué arte! (Como alternativa puede decir duende o pellizco). Y pida que cubran la plaza.

    22.- Pisotee a todo el mundo, después pida respeto.

    Si sigue estas reglas básicas puede considerarse un perfecto aficionado en todas las plazas del orbe taurino.

    Nota1: Aprenda francés, al menos hable en castellano pero con la g en vez de con la r, obtendrá un plus adicional de afición.
    Nota2: Es conveniente ir siempre a la Sombra, cuanto menos contacto con el Sol mejor.

jueves, 6 de junio de 2013

¡Cobratú!




¡Ah! ¡La danza! El arte de Isadora Duncan la diva descalza. ¡La danza! Coto, finca, predio de la grácil Terpsícore. ¡Bailar! Una mujer bailando es una fracción efímera de la divina eternidad, fascinante e incomprensible. ¡Danzad malditos! Haced que el tiempo se pliegue a vuestros giros. Si las flores soñasen, soñarían que danzan.

Cuentan que ayer, fulminaron la jubilación del Señor Muñoz Infante, hombre tan ocupado que olvida su propio cumpleaños, hubo un baile, quizá fuera un baile, una kermesse, une matinee , en honor del Señor Muñoz Infante, quizá no, quizá solo fuese una simple casualidad. Baile hubo ¡y que baile! dicen los que lo dicen y en Twitter lo dicen muchos.


Supongo que a Mister Tracy Tupman y a Mister Samuel Pickwick les hubiese gustado asistir, de haberlo hecho hubiesen constatado las costumbres, rancias costumbres, en los corrales de lo que va quedando de la Plaza de Toros de Madrid, aunque, posiblemente, Mister Samuel Pickwick se hubiese llevado un par de hostias, mínimo exigible, por intentar tomar nota de tan pintorescos affaires.

Se comentó, como he dicho, el baile en Twitter, fue lo que debe ser un baile: de relumbrón. Un espacio para lucir los caballeros trajes en tonos claros y la señoras vestidos cortos, de Martini con ginebra, agitado o mezclado según el particular gusto. Nadie debió informar al señor Molés de tan espectacular evento, no lo comentó, eso le honra: es de caballeros no hacer comentarios sobre ciertos sucedidos en las kermesses.

El baile, desde luego, entra dentro del espacio Arte y Cultura por derecho propio. Supongo que pueden ustedes celebrar este aspecto artístico-cultural a modo en el interior de la jaima-grano casi adlátere al monumento neo-mudéjar, digan que van de mi parte, a lo mejor les hacen descuento.

El Jaro comentaba ayer en twitter de manera tosca, soez y maleducada sus impresiones sobre las bondades morales y espirituales del público de Madrid, esos qué, como en el Principio de Indeterminación de Heisenberg, saben y no saben de toros al mismo tiempo o según convenga. Alguien debería recordar al Señor Navalón, Don David (cualquier respeto es poco tratándose de taurinos) a quien sirve y de quien cobra. La empresa debería tomar nota para cuidar a su público.
Ayer se le podía hablar a D. David a través de su cuenta, con educación, cortesía y diplomacia, yo lo hice en ese sentido. Hoy, Don David, ha decidido encastillar su valentía blindando la cuenta.

Los profesionales del toro claman por un respeto que nunca ofrecen, deberían además de potenciar su cuerpo con fitness, dietas, juegos y carreras, templar su alma con ejercicios diarios de humildad, tomando nota del criterio de quienes le van a ver y corrigiéndose antes de querer corregir. Las declaraciones del señor Navalón, apuntalan mi creencia en la necesidad de hacer una reforma urgente y en profundidad de la Ley de Educación.

En la tarde vino Padilla, vino a recibir la ovación de poco respetado respetable por su fuerza de voluntad en su recuperación. Tengo una cierta curiosidad por saber si, verdaderamente, ofreció al Señor Morante compartir la incipiente ovación. Si fuese así debo alabar al Señor Morante el gusto al declinar la invitación.

El Señor Padilla quiso poner banderillas, lo hizo muy mal. Con todos los respetos y hasta con doblones de cabeza, creo que el señor Padilla no está para torear en Madrid. Me temo, respetos al máximo en ese aspecto, que el puesto que ocupó ayer en la corrida mas importante del año, presencia real en palco, lo debiera haber ocupado otro torero mejor puesto y dispuesto.

Todo dispuesto, todo servido: lineas rojas, contra la costumbre de la plaza, cuesta rebajada, toros selectos a capricho, manos dispuestas al palmeo, gargantas afinadas al olé temprano. Todo preparado, se avecinaba la tercera edición de esta temporada de la morantada.

No me decepcionó la morantada, el Señor Morante estuvo en su papel, Morante estuvo muy en Morante acostumbran a decir muchos de ustedes, y el morantismo en el suyo. Antes de engendrar el pase ya se iba oyendo el olé, el Eeñor Morante estuvo como siempre, ya digo, aprensivo, precavido, cauto, prevenido y medroso, tanto que D. Fernando Fernández Román tuvo, para mantener el cartel, que echar una mentirijilla. Hizo el señor Morante lo que de verdad sabe hacer con la muleta: abreviar, mató del repugnante modo acostumbrado. Yo no sentí pellizco alguno, pero creo que un cabrón de insecto primaveral me picó en esos momentos. Perpetrado el toro vamos a otra cosa.

Que Talía ama a Morante lo ve cualquiera, no hay mas que mirar a los ojos a la diosa, como le envuelve en su manto de seda, como le acuna, como le mima, le guarece, le protege y le acaricia.
Pero Morante abusa de Talía. Sentado en el estribo, interpretando que espera a su enemigo, lánguido, introspectivo, inocente, se diría casi avergonzado de su propia soledad entre tanta gente, Morante calla, mira y sueña. ¡Qué fabuloso histrión se ha perdido!.

Casi dio unas verónicas y unas medias casi sublimes, inconclusas por falta de toro autocopiativo. ¿Quién elegirá los toros al Señor Morante?. Con la muleta se puso descaradamente fuera de cacho y aplicó el pico con tanta pasión y tanto ardor, tanta torería y tanto estilo como cualquiera. “Deje esas alforjas en consigna, son demasiadas para este viaje”.

Parte del público, ese público del Principio de Indeterminación, parecía, sin ninguna razón que lo justificase, estar hasta los huevos de tanta tomadura de pelo, alguno osó afear la postura al dios. El dios, Morante de la Puebla, ¡en pié!, todo originalidad, todo elegancia, todo respeto, todo torería le contestó: “Bajatú” como contestan habitualmente en Madrid los fehacientemente indocumentados patanes.

“Déjeme, Señor Morante, que me pongo aunque el toro me mate, para dar de comer a mis hijos, por lo que usted ha cobrado por sentarse en el estribo” ¿Cuantos pobres hombres suscribirían esta frase, en esta España de miseria y hambre a la que nos han traído los que saben?.

¿Sabe Señor Morante? Lo digno, lo elegante hubiese sido decir: “¡Cobratú!” . No vuelva por aquí.

Casi se me olvida, lo tengo apuntado en una nota: “hablar de Francia”. De Francia me gusta mucho Alphonse Daudet, tuve el privilegio y la curiosidad de leer “Lettres de Mon Moulin” y me encantó.
También adoro a Edith Piaft. (¿Que coños querría decir yo con la nota?)

Un saludo, con toda la cortesia y educación que soy capaz de reunir.



miércoles, 5 de junio de 2013

Helarte y la Kultura




Me incorporé a la transmisión de la corrida de la feria del Arte y la Cultura en varas del segundo toro, (antes que pagar ...¡rastrear!), supongo que me perdí la disertación: Especulaciones acerca del origen de los pantanos de Hampstead, con algunas observaciones sobre la Teoría de los murciélagos” de mister Pickwick y la exposición: “Las mejores Playmates de Play-boy, los últimos 50 años” (cultura y arte) previas a la salida del primer toro, cuya suculenta ingesta de canapés y combinados de ginebra, asociados inescusablemente a estos eventos, espero fuesen del agrado de los espectadores de sombra o gañotes del callejón.

Los tendidos, mas despoblados que los alrededores del pueblo de mi mujer (Antofagasta, desierto de Atacama, Chile), invitaron al optimista cálculo de los comentaristas, excelente la intervención de El Fundi, digna de aplauso, media entrada. Admito barco como animal marino. Lo que no estaba despoblado era el callejón, atestado como una oficina del INEM, el gañote de entrebarreras demuestra poseer unas inquietudes artístico-culturales muy superiores al resto de los mortales.

Entre el gañote supernumerario figuraba y destacaba con la cabeza asomada por encima de la barrera un Mouriño del toreo dando órdenes a todo lo que se movía, tal que un sargento Arencibia pero en pegao.

Yo no entiendo de toros, bien lo saben ustedes que hace mucho tiempo me quitaron los entorchados de aficionado, (para recuperarlos hay que ser un profesional del toreo, la crítica doméstica o haber pasado un domingo en un taller de tauromaquia a menos de doce metros de un chotillo), no puedo apreciar, por tanto, si el voceador en bambalinas estaba ordenando un 4-4-2 presionante o la concesión de una base por bolas.

Este suceso solo demuestra que hacen falta dos delegados, uno solo no puede dar abasto con tanta tarea, propongo a alguien idóneo para el cargo: mi sobrino. El delegado gubernativo no vio, ni oyó al técnico taurómaco en cuestión, puede que el callejón esté en obras, como mañana viene Morante...

En fin, ya saben que hay colesterol bueno y colesterol malo, igual que hay pocero bueno y pocero malo, hay gritón bueno, éste y gritón malo , el de ¡Se va sin torear!.

En otro orden de cosas, el notición no debió ser la demostración estudiantil, en plenas narices del ministro Wert, de la necesidad urgente de la reforma Wert, ni la de que se ha reducido el paro 320 gramos, no. El notición taurino del día fue que ¡Ferrera puso un par cuadrando en la cara!, (admito que puedo estar equivocado), hecho que debiera quedar en los pocos anales que le quedan a la plaza como un hito histórico, junto a la vuelta de los subalternos, máxima expresión del éxito de las clases populares (las que no han visto una carta de ginebras ni en pintura).

A lo mollar, Adame.

Adame se puso a torear, faena a su primero muy bien hilada, toreo erguido, limpio, clásico, hermoso emborronado de muy mala manera con la espada, falta de habilidad o de oficio o ambas cosas, oreja. Premio excesivo que refleja la cultura taurina de los tendidos y la civilización de quién, en otro momento, demostró ser un buen presidente.

La segunda faena fue todavía mejor, muleta agarrada por el medio, citando de largo, tendiendo la suerte, recogiendo la embestida, gobernándola y despidiendo con sobriedad, firmeza y categoría, recordó a alguno de mis interlocutores en twitter, les faltará otra virtud, paciencia no, al primer Cesar Rincón, el de las puertas grandes seguidas. Adame me arrancó un Olé estruendoso, domiciliario que llegó a sobresaltar a mi señora; nació de los mas profundo de mi alma de no-aficionado.

Terminó Adame tan elegante, tan erguido, tan torero como comenzó, trincheras de adorno que lo hicieron. No hubo pellizcos, ni almizcles de clase alguna, gracias a Dios. Hubo toreo de verdad y con ella.

Pero, ¡Ay!, no es torero quien no es matador de toros, Adame falló a espadas. Todo debió quedar en nada. En una salida al tercio a recibir el cariño y el calor de la afición. Adame hizo caso a los profesionales que son los que saben de esto, dio la vuelta al ruedo a petición de su cuadrilla. Me dejó muy mal sabor de boca, dos salidas al tercio hubiesen sobrado para iniciar en un próximo futuro la leyenda de un gran maestro.

Concluyo ofreciéndoles el discoforum cultural: “Desmadre 75, letras para una transición; primera parte: La chorba del Jacinto (jeta1) y, como colofón obligado a una primera corrida del Arte y la Cultura la exposición: “Vida sexual del rorcual azul, habilidades amatorias de los cetáceos árticos, cuya presentación estará a cargo del famoso profesor Cojonciano (de El Jueves) Pueden pasar a la jaima-grano casi adlátere, digan que van de mi parte, a lo mejor les hacen descuento. Voy a por una cerveza, ¡Alabada sea Demeter!

lunes, 3 de junio de 2013

¡Derribad!




A la decadencia le gustan los artificios, las sorpresas, el peralte alisado, los trajes epatantes, las vueltas al ruedo mal ganadas, las orejas regaladas, en fin todo lo que atente contra la tradición, la costumbre, el reglamento o el buen oficio es bienvenido por ella. La decadencia dice popularizar la fiesta, hacerla mas divertida, mas familiar, mas de andar por casa, en detrimento del rito, esencia de la verdad del arte de torear.

La comodidad del espectador moderno y su prisa derivan en no procurarse el conocimiento de su diversión, renegará de lo que aburre, aplaudirá lo que sorprenda, sin parar mientes en las reglas, ni en el espíritu de la disciplina en cuestión. Esto no es del todo verdad en la tauromaquia, la índole gregaria del ser humano hace a la mayoría aunarse con los que aparentan saber, salvo que ello estropee su diversión.

Habrán comprobado, yo lo he hecho, que, a veces, una petición de oreja no atendida conlleva una bronca estrepitosa, razonable o no, al presidente. Pero no una ovación al torero, se les olvida sacarlo a saludar, salvo que las palmas comiencen a surgir de algún lugar interesado.

La petición de oreja es un acto de concordia social, independiente de la actuación del torero, cuando esta se concede hay un no sé que de alivio en la plaza, una satisfacción, gozo, puede que un éxtasis; no es el buen toreo el que aplauden, sino la consecución del premio, en resumen, el público se aplaude a si mismo por haber obtenido la oreja para el torero. Observen las orejas que se conceden en plazas de tercera. Es muy fácil conducir a las masas, solo hay que saber activar los polos de energía.

Decadencia, la plaza de Madrid va hacia la demolición antes que a la ofensiva y maldita tapa de water. Demolición de ese saber que atesoraba su público, de su justicia, de su equidad, de su sentido de las formas, de su elegancia, del gusto por el trabajo bien hecho: de la verdad. Eso está prácticamente en ruinas, ruinas dignas de excursiones a ver lo que fue.

Por unas monedas podéis sentiros aficionados duros del tendido siete, contemplaréis, admirados, sus figuras señeras, domesticadas a base de incursiones a los platós y las paellas con capea de las ganaderías, llevaréis, quizá, pañuelos verdes de dimensiones extremas que airearéis cuando os lo indiquen y luego tertuliaréis frente a ginebras de carta de ginebras y a la tercera quizá os sentiréis un Corrochano, un Díaz-Cañabate o un Alan Poe de andar por casa.

Antes de ayer habéis sentido la emoción del apoteosis de los dioses menores, catarsis autoalimentada, solo comparable a una morantada o al instante final de una vida ilustre. Visteis a esos dioses menores exultantes de gozo, exhibiendo impúdicos su triunfo, mientras los dioses mayores, torero y toro, les contemplaban inactivos. ¡Lo nunca visto!

Lo nunca visto, novedad raíz y matriz de otras muchas que vendrán instigadas por los verdaderos aficionados: Canal +, amante del abono y de hacer nuevos abonados. La decadencia está servida. Los intereses espurios del Sanedrín llevaron a la cruz al Nazareno, ¡A Barrabás, a Barrabás! decían, plenos de verdad y sabiduría.

Para conducir una masa con suavidad los átomos de la misma deben sentirse libres, deben soñar que eligen por sí mismos, no deben pensar haber optado por la única dirección posible, disculpa dada al tomar la peor, sino orgullosos por haber tomado la mejor de ellas. Y esa es la que eligieron: vuelta al ruedo de los subalternos estando el toro en el ruedo. Como los subalternos sabían que iba a suceder. Y de ella sienten, todavía, orgullo.

Frente la pobre vieja neomudejar, la moderna jaima del Arte y la Cultura se ríe y se burla, es un grano que supura, modernidad y estulticia, el sebo de la ignominia. ¡Qué innovaciones perversas, no habrá de soportar el malhadado coso que provengan de ella! La imaginación del decadente carece de límites. Ovación con saludos para el acomodador que ayuda a un abuelo (muy merecidos por otro lado), Salida al tercio del espectador que ha sido capaz de explicar al grupo de argentinos la lidia, sin que ninguno de ellos le demuestre que sabe mas de esto, Vuelta al ruedo del ciudadano alemán que, a bote por toro, se ha gastado mas en cerveza que lo que cuesta la entrada. Por poner ejemplos lógicos.

Los ciudadanos romanos daban de comer carne de esclavo a los caracoles para engordarlos, era todo modernidad y lujo, decadencia en estado puro.

¡Ahorradnos semejante mierda! ¡No hace falta que cubráis la plaza: derribadla! ¡No dejéis ladrillo sobre ladrillo! Haced que sea breve su agonía, antes de verse así, prostituida y vejada: Mejor perder la memoria que guardar permanentemente en ella el recuerdo de una infamia.

¡ACABAD CON ELLA! ¡Qué la Warner y la ÑBA os sean propicias y colmen vuestros arcones!