Usía
Se caían, daban con su
anatomía en el suelo, con estrépito, sin posibilidad de enmienda.
Usía lo veía y callaba. La primera sardina se tambaleaba ¡qué
magnífica sardina! De esas se cuajan veinte, los legendarios
toreros, todos los días en los tentaderos, después de haber corrido
veinte kilómetros, jugado una partidita de padel, y un partido de
fútbol ¿será verdad que la carne de ese bicho, a la parrilla, no
sabe a toro sino a sardina? A ver si algún día me invita un
ganadero y lo compruebo, (Los banderillero calientan ahora, hacen
estiramientos con mucho arte balompédico). Y Usía que sabe mas que
nosotros, sabe porque ha estudiado, probablemente en un colegio de
pago y sabe porque está asesorado. ¡Qué sabremos nosotros, oh
dioses inmortales felices en vuestras estancias celestes,
harapientos vociferantes, que no sepa Usía!
El minimalismo, una forma
de arte para paladares educados, Usía fue educado, sin duda, si no
fuese así, no hubiese sido Usía, no como los cafres beligerantes
incapaces de la sensibilidad de comprender la excelsa verdad del
mínimo arte, Usía comprende y se deleita con esta forma minimal de
realidad. El novillo, híbrido de sifonáptero y de pilchardus, era
mínimo, muy en el tipo del arte minimal de cuyas características
era ejemplo sin par. No recordaba yo un animal tan mínimo en la
techable plaza monumental, anunciado sin pudor y soltado sin
protestas. Progresa la educación en el taponable coso, cada día hay
mejores aficionados, cada día mejor educados en la tauromaquia 2.0 y
el arte minimal. La educación no tiene precio, deber ser apreciada y
yo la aprecio. Usía mantuvo en la plaza al mínimo ejemplar, sin
hacer aspavientos como corresponde a la autoridad. El novillero
interpretaba la 2.0 con arte y habilidad, pulsando los registros,
acariciándolos mimando cada momento, utilizando cada herramienta
taurómaca a su disposición: lejos, de perfil, descargando,
aprovechando, hasta que la mínima expresión del bóvido rodaba por
el suelo "¡C'est charmante ce toreador! Et je connais bien sur la
tauromaquie, ¡Ne oubliez pas que je suis francaise, monsieur!" Salía
el torero, como está mandado, blandiendo la espada al irse de la
cara, la llevaba a una criticable posición de alto de reprobable
esgrima y alabable tauromaquia 2.0, era un alto cruzado, llevaba en
la punta la inscripción “aplausos” en ithildin renovado , como
en la puerta de Moria, de tal modo que solo los aficionados y los
corazones puros pudieran observarlo, puro corazón de puro aficionado
como el de Usía, que aplaudiría si otro Usía lo hubiese hecho,
aun no es el tiempo de que los presidentes aplaudan: ya saldrá la
versión 3.0. Un perfecto bajonazo despacho la vida del microbiano.
Soltaron al segundo y se
venía abajo, se desplomaba. Pero allí estaban bregando capaces los
subalternos para cuidarlo, entre ellos Montoliú y allí estaba Usía
para mantenerlo ¡Loor a Usía sagacísimo! Montoliú ocupaba la
escena, la tenía toda para él, el excelente, el soberbio ejemplar
de la noble estirpe de Isildur...(Perdón esto era para otro artículo
alabatorio-taurino) implosionaba de modo astronómico. Montoliú
lidiaba. No se si estaría o no estaría el genio, el monstruo, bueno
entre los mejores de la 2.0.: Rivera Ordóñez, entre el nutrido
gañote de la sombra, en el callejón, pero su sombra ya planeaba
sobre las cabezas de los vendedores del concesionario. Faena sosa,
ligera, deconstruida, muy del gusto del comensal moderno y del
moderno aficionado. Pidieron la oreja los cultivados degustadores,
oreja que Usía, a pesar de Usía, no pudo conceder. La presencia
insultante de un buen número de feroces maleducados no-aficionados
2.0 lo impidió. ¡Hay que echarlos de las plazas! ¡Así no hay
quien se divierta! ¿No puede, Usía, hacer nada al respecto?.
Los grandísimos
aficionados, como Usía, tienen mas cosas en la cabeza que las que
pudiéramos soñar los tristes y zafios alienados del impacto
gutural, por eso, y solo por eso, casi se les olvida sacar a saludar
al novillero, ¡Al maestro! Para el que solicitaron galardón
(galardón que aunque ustedes, aficionados, lo pidan vehementes no
les importa ni interesa). Hubo petición de vuelta al ruedo (por
parte de su banderillero) abortada a base de pulmón por los no
aficionados, los malditos infrahumanos.
Dejo a plumas mas
competentes, mas insignes, mas habituadas al contacto con las paellas
en las ganaderías y con mayor capacidad de loa, la reseña fiel, el
tercero implosionaba también, de los toros tercero y cuarto
Llegó la hora del
recuento, el recuento es fundamental en cualquier operación.
¿Cuántas cervezas
quedan? ¡informe de munición! ¡Dos! ¡yo también dos!. Alabada
sea Demeter, no hemos de ponernos a media ración, sigamos con el
relato.
Del laberinto al treinta,
salió el quinto, Quinto Máximo, un torito. Allí estuvo Montoliú
ocupando plaza y atención para soplar un par superior de la antigua
tauromaquia ¿quién la quiere? ¡Bah! Apenas hubo respuesta. El
torito se rompió, pobre torito, se partió una pata y quedó inútil,
terrible, odiosa estampa a la que se habrán lanzado con innegable
placer, sedientos de sangre, las voraces pirañas antitaurinas. Los
fenomenales aficionados requieren del novillero la inmediatez del
alivio, sea como fuere, sin demora, de un sartenazo olímpico, ¡Oh
dioses inmortales, cuidado con las salpicaduras! Carnaza de
antitaurino. Sabe la esplendida afición que no es necesario preparar
al toro a la hora de matar para hacerlo con un mínimo de
seguridad...y de dignidad. La dignidad ya la tiene Usía y los doctos
aficionados ¿A qué mas?. Y cayó el toro, Vishnu acoja su avatara
en el paraíso de los bravos.
La sombra había llegado,
gracias y primicias del último bote a los inmortales todos; del
mismo modo que el aire de la ciudad hace a sus habitantes libres, la
sombra de las plazas de toros hace a sus ubicados, aficionados por
ciencia infusa, En la sombra planeaba una sombra, la sombra del ido
sin pena de los no aficionados, revoloteaba rapaz las cabezas de los
jurados del concesionario.
Llegaba el acto final,
Usía estaría cansado de tanto mantener, de tanto sujetar, y el
novillote del acto final dio en implosionar tantas veces que era
negación per se, de la teoría del big bang. Usía, ¡qué grande es
Usía! Dió en mantener de nuevo pero no pudo ser, llegado a
banderillas Usía lo devolvió: ¡Mas sabrá Usía que nosotros! Y si
sabía Usía, sabía del triunfo seguro, radical, inmaculado del
triunfador de la feria: Florito Fernandez.
Llegó la repetición del
sexto acto, acto del que no me quejaré ¿A qué quejarme, si todo es
excelente, si todo está bien?
Todo acabado, caía ya la
sombra sobre la sombra y cayo como una bomba el nombre del concedido,
era el mentado de la sombra, nombrado entre abucheos. Usía, gracias
a Usía, ha dado esplendor y luz a mi fiesta mas querida. ¡Gracias
Canal + por informar educando! ¡Gracias Rivera-Ordóñez por estar
en la sombra! ¡Gracias jurado del concesionario que ha dado en el
clavo! ¡Gracias ganadero! ¡Qué buena tarde hemos pasado!.
-x-
Lamento no haber podido
dar explicaciones a un educado espectador que me interpeló, con
acento francés sobre la devolución del toro: ¿Por qué este si y
los otros no? - no lo sé, Usía sabrá.
-xx-
A Bajatú: No bajo yo a
torear porque no hay traje que me enfunde, porque no tengo ni idea,
porque me da miedo y sobre todo ¡porque no me pagan! ¿Satisfecho?
-xxx-
Si sigo así voy a tener que poner un armario en la localidad para depositar todas las cosas, el kit del perfecto espectador: Almohadilla, neverita, binoculares, garrota (para apoyarme), ropa de abrigo, gorro anti sol, gorra de ir a los toros...
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