Me siento a ver la epopeya, El
Mahabarata, subtitulado en inglés,
http://www.youtube.com/watch?v=bdVKve8UbDI.
No leo en inglés lo fluido que sería de desear, me entero de menos
de la mitad pero me gustan las imágenes, los decorados, el
vestuario, las escenas de lucha son tremendamente infantiles,
¿recuerdan los Power Rangers? Los efectos especiales no van a la
zaga, sabrosamente inocentes. Binha puede con todo y Arjuna hace
virguerías con arco y flechas, ingenuidad no exenta de ornamentación
recargada y ostentosa, al igual que el vestuario: ¡Hablamos de
dioses, de reyes, de héroes!. Lo tengo que dejar, sintiéndolo, va a
comenzar una epopeya, una gesta en directo, anunciada a bombo y
platillo hasta con repetitivo comercial, mira que repiten y me
repiten los dichosos anuncios. De las epopeyas comunes no se conoce
la fecha, esta epopeya tiene fecha y hora 18 de mayo a las 7 de la
tarde.
Las epopeyas tienen tendencia,
querencia natural a comenzar mal, así comenzó. ¡oh Krisna feliz!,
con el oficiante vestido de pordiosero, desaliñado y desmonterado
sin venir a cuento. Todo parece dispuesto, los trovadores afinan sus
laúdes, preparan su inspiración rogando a las musas. Se han venido
contando historias terribles sobre los cornúpetas,
terminator-persiodáctilos. Hay quién, como yo, han llegado a pensar
que son carnívoros como el caballo de Diego Ventura, Atila del
rejoneo. Cuentos de muerte, de contar a la sola luz azul de un hogar
en invierno, uros mas fieros que aquel Pandereto que mató a dos
leones, quimeras con forma de bóvido, temibles como aquellos que
guardaba Gerión o como aquellos otros, alados, que compartían
cuadra con los reptilianos sirrush en el bien murado palacio de
Asurbanipal, aterradores como cuentos de la Santa Compaña, del
Kraken abrazador, del Pájaro de Trueno o del voracísimo Piasa de
ultramar. Flexípedes ferocísimos botón de muestra del poder de
Mordor ¡San Miguel flamígero nos proteja!
Los clarines, atributos de Fama, llaman
a despejar la incognita, ¿será la reencarnación de aquel en el que
se convirtió Zeus para raptar artero a la divina Europa?.
La
verdad: parece un novillejo.
Al desaliñado oficiante el terror de
pezuñas partidas se le atravesó y, justa reciprocidad, el sacerdote
tauricida le atravesó. (El segundo capítulo solo es una variante
litúrgica del primero, en aras a la brevedad me permito su omisión).
El enemigo no era tan imponente, las epopeyas son así, las fuerzas
del mal no lo son tanto si se las mira con la mente limpia, la mente
de Odín, el Padilla del Valhala o la de Shiva regenerador.
¡Felices inmortales, vosotros que
residís en aéreos palacios, decidme (dimelo tu Iris, emisaria de
Zeus)! ¿Qué enemigo sutil es mas poderoso en esta gesta? El viento,
viento de Toledo, viento del linaje de Poseidón, céfiro creciente!
¡Oh olímpicos que sabéis hacer comprender a los hombres sin
hablarles, pues les habláis con sueños y con imágenes!
¿Comprenderán la necesidad urgente de tapar con tapa de water la
Monumental? ¿O tendrá Molés, cada vez que llueve, cada vez que se
mueve un papel, que insinuarlo hasta la saciedad?.
Menor que el viento, subordinado en
maldad, el siete de pendiente eliminación, es también oponente
tonante, tonante como tú, Zeus Máximo que portas la égida, cuyos
truenos no siempre ecuánimes atronan y cohíben el corazón de los
débiles y de los no avisados.
A esta trimurte del mal hay que vencer:
novillo, siete y viento.
¡Ah del castillo! ¡Oh el tercero! La
faena al tercero, salvo un conjunto de medida nula, olía moderno a
romero sintético al natural, ¡dioses del pellizco Romero, Paula y
Morante, venid y contemplad!. Y con la izquierda se toreaba y, quizá
yo viera alguno bueno pero como no soy aficionado veo mal, poco mas.
El delirio, el regocijo. ¡Hermanos: la tarde se ha levantado,
oremos! Ya los pañuelos dispuestos, enrojecidas las gargantas, como
las de los animadores interesados de Mazinger Z, llega la hora, llega
el momento, ¡Atended! ¡Mirad! ¡Soñad!...¡Callad!.
¡Entró, entró! (Diría Juan José
Castillo) Pero el animalito, muy méxicano en el tipo, no cayó.
Con el descabello mal y mal y mal, como
ven y ven y ven, pero en lamentable.
Y este el es final. Se acabó.
-¡A ver si se cree usted que todas las
gestas van ser épicas!
-¡Hombre, yoooo...!
-¡Además, faltan tres capítulos!
-Ya, pero son repeticiones litúrgicas,
ya sabe, los omito por brevedad.
-¡Alabada sea Demeter!
-¡Alabada sea!
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